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Conservación

La misión de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) es garantizar la conservación, restauración y el manejo sustentable de los ecosistemas boscosos y xerofíticos del país, mediante acciones destinadas a la conservación, manejo de ecosistemas.

La conservación de la biodiversidad y los ecosistemas requiere planes de acción, donde la investigación y la innovación aplicada en las áreas protegidas juegan un rol crucial, de cara al escenario del cambio climático y sus potenciales amenazas.

La CONAF durante décadas ha venido trabajando el control de amenazas de especies en categoría de conservación en las áreas protegidas del Estado. Las amenazas son presiones de efecto negativo sobre la naturalidad, integridad y diversidad biológica de un área protegida.

Se distinguen amenazas Funcionales, generadas por acciones humanas o institucionales; y Naturales, que corresponde a aquellas climáticas, hidrológicas, sísmicas, volcánicas o biológicas.

El impacto de una amenaza sobre la naturalidad e integridad ecológica de un área protegida, depende de: la capacidad intrínseca de la amenaza para causar daño ecológico; el sector de la cadena trófica, ensamble de fauna o comunidad florística donde ataca; si su ataque es sobre endemismos, lugares muy bellos o espacios y biota muy de alto valor ecológico; la extensión de su ataque en el área; el tiempo en que ha estado atacando.

El uso de cámaras trampa en el SNAP, brinda a los parques nacionales, reservas nacionales y monumentos naturales, una herramienta eficaz para evaluar la efectividad de sus estrategias de gestión ambiental.

Ello gracias al Programa de Fotomonitoreo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, iniciado en el año 2016 por el Departamento de Innovación y Proyectos de la Gerencia de Áreas Silvestres Protegidas. Este sistema no solo permite monitorear el estado de conservación de la fauna local, sino que también identifica posibles amenazas a través del análisis detallado de la presencia, distribución y abundancia de diversas especies en el territorio protegido.

La responsabilidad de mantener y operar este sistema recae en el equipo de guardaparques y el personal técnico, quienes demuestran un firme compromiso y dedicación al instalar y supervisar mil cámaras trampa de monitoreo estratégicamente ubicadas. Estos instrumentos de observación permiten al equipo no solo evaluar, sino también perfeccionar estrategias de conservación en los espacios protegidos administrados por la CONAF.

El fruto de este trabajo ya ha reportado 617 mil nuevos registros de fauna chilena al portal de Infraestructura Mundial de Información sobre Biodiversidad (Global Biodiversity Information Facility, GBIF), que ofrece acceso libre y gratuito a datos científicos de plantas, animales, hongos y microorganismos, provenientes de colecciones de historia natural y observaciones de campo en distintas partes del mundo.

El material cedido por CONAF a la plataforma mundial fue recopilado a través del Programa, gracias al apoyo de las direcciones regionales y red de guardaparques, mediante procesos de monitoreo con dos mil cámaras trampa en parques, reservas y monumentos naturales entre las regiones de Arica y Magallanes.

Para este año se espera contar con 35 unidades del SNAP adheridas al Programa de Fotomonitoreo, con un despliegue nacional que abarca desde la Reserva Nacional Las Vicuñas en la región de Arica y Parinacota hasta la Reserva Nacional Laguna Parrillar en la región de Magallanes, incluyendo áreas insulares como el Parque Nacional Archipiélago de Juan Fernández y la Reserva Nacional Isla Mocha.

Este trabajo ha permitido responder con mayor eficiencia a las demandas de gestión del patrimonio natural del país, tanto para el trabajo de conservación de especies como el puma, zorro, huemul, pudú, gato guiña, entre otros, además del reforzamiento del control de amenazas, contribuyendo así además a las metas nacionales en materia de disponibilidad de información en biodiversidad (Meta AICHI 19).

La restauración ecológica intenta dimensionar, estandarizar y monitorear acciones específicas de recuperación de biodiversidad que se desarrolla en las áreas protegidas del Estado, considerando un levantamiento de prioridades regionales y nacionales para el desarrollo de proyectos y la focalización de intervenciones en ecosistemas degradados.

Lo anterior, a propósito de grandes pérdidas de vegetación nativa y especies de conservación registrados en incendios dentro de áreas protegidas, como lo acontecido en el año 2012 en el Parque Nacional Torres del Paine, o los incendios registrados en el año 2015 en las Reservas Nacionales Ñuble, China Muerta y Malleco, y en los Parques Nacionales Coguillío y Tolhuaca.

Así también por otros eventos naturales como actividad eruptiva de volcanes, aluviones, procesos erosivos y riesgos de extinción de especies, que dan cuenta de la necesidad de conducir programas sistemáticos y de largo plazo para restaurar ecosistemas perturbados y en peligro cierto de su estabilidad y mantención.

Todo ello, además de una cantidad importante de esfuerzos y proyectos de revegetación, reintroducción y erradicación de especies, control de erosión, entre otros, que requieren ser debidamente orientados y/o complementados. Todo esto justifica mejorar las capacidades instaladas (personal técnico y guardaparques), diagnosticar las situaciones más críticas o prioritarias, y desarrollar proyectos o acciones más específicas.

La CONAF reconoce la importancia del desarrollo de estudios científicos, de los ámbitos naturales culturales y sociales, los cuales son necesarios para mejorar la comprensión los procesos humanos y ecológicos, y el conocimiento de los recursos al interior de las áreas protegidas que administra el Estado, como también para aportar antecedentes necesarios en la toma de decisiones y planificación en las unidades del sistema.

Lo anterior, desde la simple colecta incidental de muestras bióticas o abióticas con fines de exhibición o análisis, hasta complejas investigaciones respecto de los componentes, estructuras y funcionamiento de los ecosistemas o los sistemas culturales asociados.

En principio, todos los parques nacionales, reservas nacionales y monumentos naturales, están abiertos a la realización de actividades de investigación. Sin embargo, la Corporación se reserva el derecho de no autorizarlas o de establecer normas, condiciones y limitaciones tanto respecto del ámbito geográfico, número de personas participantes y método de trabajo, como con respecto de la época del año y de la duración de la presencia de los investigadores.

Para la correcta gestión de los proyectos de investigación CONAF considera imprescindible un conocimiento completo, oportuno y preciso de las características, métodos y alcances de las actividades de investigación que terceros propongan realizar en las unidades del sistema. De este modo, se pueden prevenir incompatibilidades entre una actividad de investigación propuesta y los objetivos, normas e integridad de los recursos naturales o culturales presentes en la respectiva unidad de manejo.

La propiedad pública y la administración por parte de CONAF, así como las normas y principios propios del manejo de áreas silvestres protegidas, proporcionan a éstas una permanencia en el tiempo y una estabilidad de manejo que permite analizar la evolución, a largo plazo, de los componentes de los ambientes naturales y de la relación existente entre ellos y los seres humanos.