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Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2015-2030

En el marco de las directrices internacionales adoptadas a nivel global con las que se debe alinear la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (ENCCRV), se encuentran los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron acordados en la Cumbre para el Desarrollo Sostenible en septiembre de 2015. En dicha instancia los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la que incluye 17 ODS.

Ver: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

Chile, como parte de los Estados Miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), debe apoyar la implementación de acciones que contribuyan al cumplimiento de estos objetivos. A través de sus 17 objetivos y 169 metas, la Agenda 2030 permite pensar a largo plazo desde una perspectiva de Estado. Esta agenda ofrece un marco para avanzar, en colaboración con la comunidad internacional, en los desafíos país.

La ENCCRV constituye una herramienta para el cumplimiento de los objetivos números 13 y 15, donde se menciona explícitamente que los países que formen parte del acuerdo deberán:

  • ODS-13

    “Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (implementando los acuerdos adoptados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático)”.

  • ODS-15

    “Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de las tierras, y frenar la pérdida de diversidad biológica”.

Sin perjuicio de lo anterior, la Corporación Nacional Forestal (CONAF), a través de sus Gerencias, Departamentos y Unidades, aplica diferentes programas e instrumentos de fomento que contribuyen a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030, específicamente a los siguientes objetivos:

A través de estos programas e instrumentos, CONAF responde directamente a cuatro indicadores, de los cuales uno de ellos (6.6.1) cumple parcialmente, ya que aporta con caracterizar el ecosistema relacionado con los cuerpos de agua exclusivamente en el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE).

Los indicadores de las metas, establecidos en los ODS y a los cuales CONAF reporta directamente, son los siguientes:

Meta/objetivo 15.1

De aquí a 2020, asegurar la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y de los ecosistemas interiores de agua dulce y sus servicios, en particular, los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales

Indicador 15.1.1: Superficie forestal en proporción a la superficie total

De aquí a 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con efecto neutro en la degradación de las tierras

Indicador 15.3.1 Proporción de tierras degradadas en comparación con la superficie total

Promover la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y promover el acceso adecuado a esos recursos, según lo convenido internacionalmente

Indicador 15.6.1 Número de países que han adoptado marcos legislativos, administrativos y normativos para asegurar una distribución justa y equitativa de los beneficios

De aquí a 2020, promover la puesta en práctica de la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, detener la deforestación, recuperar los bosques degradados y aumentar considerablemente la forestación y la reforestación a nivel mundial

Indicador 15.2.1 Avances hacia la gestión forestal sostenible

Cabe señalar que Chile, cumpliendo el compromiso adquirido en 2015 con la adopción de la Agenda 2030, presentó el Tercer Informe Nacional Voluntario 2023 (INV), dando cuenta por medio de un trabajo intersectorial de su adhesión a la hoja de ruta para el desarrollo sostenible e inclusivo. Esto es de gran relevancia, ya que América Latina es una de las regiones más ricas en biodiversidad, con un alto número de ecorregiones terrestres y superficie de ecosistemas boscosos.

Por medio de diversas acciones, los Estados deben apoyar y fomentar la gestión sostenible con recursos y capacitación técnica para, por ejemplo, la diversificación de prácticas en áreas habitadas por comunidades locales y Pueblos Indígenas; la valoración y fomento de prácticas culturales ancestrales; la mejora de la gobernanza de las instituciones asociadas a los sistemas silvoagropecuarios, o la acciones y la promoción de acciones que fomenten la innovación tecnológica para alcanzar una transición ecológica justa.