Un estudio para analizar el impacto que ha tenido la mega sequía en la degradación de los bosques nativos, entre la Región de Coquimbo y la Región de Los Lagos, está realizando el Departamento de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), junto a un equipo de investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Chile, liderado por el profesor Marcelo Miranda.
La investigación se inició el año 2022 y se han considerado datos satelitales, modelación estadística y validación en terreno. Entre los hallazgos clave, se identificó un patrón sostenido de pérdida de productividad en la vegetación, especialmente en los tipos forestales Esclerófilo y Palma chilena.
Esta degradación, asociada al estrés hídrico prolongado, es conocida como pardeamiento o browning, e incluye síntomas como defoliación, pérdida de copas, muerte regresiva del dosel y árboles secos en pie. Dichos indicios fueron verificados en terreno, donde se confirmó la validez de las anomalías detectadas, observándose signos físicos de estrés (copas secas, brotes anómalos y árboles muertos), junto con la influencia de factores antropogénicos (extracción de leña, ganadería e incendios) en la degradación.
Además, el análisis reveló que factores locales, como la estructura del bosque y la topografía, son más determinantes que el clima en la respuesta de los árboles a estos fenómenos.
El estudio, según los investigadores, demuestra la severa vulnerabilidad de los bosques mediterráneos del país frente a eventos climáticos extremos, al ser afectados de una manera más intensa, extensa y recurrente, permitiendo resaltar la importancia del monitoreo integrado para la gestión adaptativa de los ecosistemas forestales.
El informe final quedará disponible al público una vez finalizada la consultoría y será divulgado mediante la elaboración de una nota informativa y un seminario abierto al público, el cual será informado oportunamente.
