“Un niño, un árbol” 60 nuevas esperanzas plantadas en Antofagasta

En el Santuario de Schoenstatt, se realizó una nueva jornada del proyecto impulsado por la UCI Pediátrica del Hospital Regional de Antofagasta, que une salud, medioambiente y comunidad en un profundo gesto de vida.

Con la plantación simbólica de 60 acacias salignas –también conocidas como acacia azul– se desarrolló la undécima versión de la iniciativa “Un niño, un árbol”, una emotiva actividad impulsada por la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCI Pediátrica) del Hospital Regional “Dr. Leonardo Guzmán” de Antofagasta, en alianza, con el Colegio Médico y Sociedad Chilena de Pediatría, que conmemora la recuperación de cada niña y niño atendido en esta unidad.

La plantación se realizó hace algunos días en el Santuario de Schoenstatt, un espacio abierto a toda la comunidad antofagastina que en esta ocasión no solo fue anfitrión, sino también parte activa de la jornada, junto a su comunidad.

El proyecto, que une a distintas instituciones y actores sociales de la ciudad, es fruto de una alianza colaborativa entre el Hospital Regional de Antofagasta, CONAF, Aguas Antofagasta, el Club de Leonas Flor del Desierto, la Ilustre Municipalidad de Antofagasta, y en esta ocasión, con la participación especial del Liceo Domingo Herrera Rivera, la Escuela Libre Goleman y la Fuerza Aérea de Chile.

La directora regional de CONAF Antofagasta, Anita Huichaman, valoró la alianza interinstitucional que hace posible la continuidad de este proyecto. “Cada árbol que plantamos es un compromiso vivo con el futuro. En una región donde la naturaleza enfrenta desafíos extremos, estas acciones nos recuerdan que la recuperación ambiental es posible si la hacemos juntos. Este trabajo colaborativo entre salud, educación, comunidad y medioambiente demuestra que sembrar esperanza es tan importante como sembrar vida”, afirmó.

Plantar para sanar

La actividad busca entregar un mensaje de esperanza y gratitud, al plantar un árbol por cada paciente pediátrico que ha logrado superar un proceso crítico de salud. Además, representa una acción concreta de compromiso ambiental en una zona desértica, donde hacer crecer un árbol es un verdadero desafío que requiere del esfuerzo colectivo.

“Este lugar santo, abierto a la comunidad, nos ofrece un encuentro de paz, espiritualidad y belleza natural, y hoy con la plantación de árboles se transforma aún más en un vergel de aire puro, donde se respira vida y esperanza”, expresó en su mensaje de bienvenida la comunidad del Santuario de Schoenstatt, citando también al Papa Francisco y su llamado a cuidar la “casa común” en la encíclica Laudato Si’.

En esta oportunidad, se plantaron 60 nuevos ejemplares, sumándose a los más de 500 árboles plantados en versiones anteriores del proyecto. La especie elegida, acacia saligna, destaca por su resistencia a condiciones extremas de aridez, lo que permite generar áreas verdes en un entorno marcado por la escasez hídrica y la presencia frecuente de rocío y bruma matinal.

“Es primera vez que participamos de esta actividad y la valoramos profundamente, porque fomenta la integración total de la comunidad y beneficia especialmente a nuestros estudiantes, muchos de los cuales enfrentan barreras sociales. Este tipo de iniciativas complementa la labor de las instituciones que la impulsan y nos motiva a que otros establecimientos se sumen a acciones que favorecen a todos”, señaló Osvaldo Pizarro, director de la Escuela Libre Goleman de Antofagasta.

En la misma línea, Pamela Schellman, jefa de la UCI Pediátrica del Hospital Regional “Dr. Leonardo Guzmán”, destacó el sentido profundo del proyecto, “estamos plantando un árbol por cada niña, niño y adolescente que han sido atendidos en la unidad de pacientes críticos pediátricos. Esto nace de la certeza de que la vida humana está completamente interconectada y depende de la vida planetaria. Hay una urgencia medioambiental de la que todos debemos hacernos cargo. El llamado es a que cada persona cuide la naturaleza como parte de su propio futuro y el de quienes ama”.

El esfuerzo conjunto de instituciones públicas y privadas, Fuerzas Armadas, organizaciones sociales, comunidades educativas y de fe convierte cada jornada de “Un niño, un árbol” en una acción concreta de amor, vida y sostenibilidad, donde salud, medioambiente y comunidad se entrelazan para sembrar futuro.

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