Conaf - Ministerio de Agricultura



12 de noviembre, 2014

CONAF presenta querella por incendio que afectó a especie protegida en el altiplano

Incendio forestal afectó en septiembre pasado a casi siete hectáreas de vegetación, y dio como saldo 467 llaretas dañadas en el sector Altos de Belén.

CONAF

Una querella contra quienes resulten responsables del incendio forestal que afectó a casi siete hectáreas de vegetación, y dio como saldo 467 llaretas dañadas en el sector Altos de Belén, presentó el director de CONAF Región de Arica y Parinacota, Guillermo Cisternas, en representación de la entidad forestal.

El directivo precisó que “aunque a lo largo del tiempo las llaretas han sufrido diversos daños por la acción del ser humano, no existen registros conocidos de impactos por fuego en esta especie, de la envergadura del incendio ocurrido el pasado 23 de septiembre. Si tomamos en cuenta que se trata de una especie protegida, con problemas de conservación por su clasificación de Vulnerable, y agregamos que se contabilizaron 467 ejemplares quemados, ya sea total o parcialmente, estamos hablando de un hecho altamente sensible para nuestra biodiversidad regional”, subrayó.

Cisternas resaltó que la legislación contempla diversos tipos de sanciones a raíz de la pérdida de los recursos vegetacionales por causa de incendios. La querella contra quien o quienes resulten responsables, detalla los instrumentos legales tales como el artículo 476 del Código Penal, que en su numeral tercero indica que “se castigará con presidio mayor en cualquiera de sus grados a quien incendiare bosques, mieses, pastos, montes, cierros, plantío o formaciones xerofíticas de aquellas definidas en la ley N° 20.283”, es decir la Ley de Bosque Nativo.

La presentación hecha ante el Juzgado de Garantías de Arica, invoca también la Ley 20.653 que aumentó las sanciones a responsables de incendios forestales, modificando el Artículo 22 de la Ley de Bosques del año 1931, estableciendo sanciones pecuniarias que van desde una a 250 Unidades Tributarias Mensuales. El mismo cuerpo legal, agregó también el concepto de “formaciones xerofíticas” entre los tipos de vegetación que alcanza la normativa contra los incendios forestales, siendo precisamente la llareta una formación xerofítica característica de nuestra región. El concepto se refiere a aquellas formaciones vegetales especialmente adaptadas a climas secos, áridos o semiáridos.

Llareta
La llareta (Azorella compacta Phil), es una de los atractivos principales de la vegetación altiplánica. Su apariencia de gran cojín siempreverde, así como su característica de planta longeva fuera de serie –se calcula que hay ejemplares de tres mil años de existencia-, han dado origen a calificativos de planta con apariencia alienígena o traída por extraterrestres en tiempos pretéritos. Lo cierto es que posee una gran belleza y presencia, y tiene además atributos como especie medicinal y energética.

Actualmente la CONAF lleva adelante acciones ligadas a la conservación de la especie, a través de ensayos de reproducción vía semillas en su vivero forestal de Putre. Para el ecosistema andino, la llareta constituye una especie ligada ancestralmente a los habitantes del altiplano quienes la aprovechan cuando está seca como combustible para sus cocinas y estufas.

Incendio en Belén
El incendio que motiva la querella de CONAF, ocurrió en una zona cercana al Parque Nacional Lauca, poco más arriba de los bosques de queñoa (Polylepis rugulosa) del sector conocido como Altos de Belén. Precisamente fueron los vecinos de la localidad de Belén quienes dieron la primera alarma del fuego, y el presidente de la Junta Vecinal, Eddie Zegarra, acompañó el primer acercamiento al sector.

Para llegar al punto específico del incendio, los guardaparques de CONAF utilizaron palas y picotas para abrir camino por laderas abruptas a una altura por sobre los 4.200 metros, y así apagar los focos de fuego, evaluar los daños y contabilizar el impacto.

Las cifras se reparten entre las 467 llaretas quemadas y dieciséis especies arbustivas y herbáceas dañadas. Chachacoma, paja brava y koa, figuran entre las más conocidas. Los números sin embargo, no reflejan los efectos del incendio, ya que el crecimiento de las llaretas es de tan sólo algunos milímetros por año. Si había alguna llareta de tres mil años entre las afectadas, hemos perdido un testigo silencioso del devenir de nuestra geografía y sus recursos.

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