Revista Chile Forestal N° 393, marzo 2020

2 / Chile Forestal EDITORIAL L a palabra responsabilidad viene del latín, responsum , que es una forma latina del verbo responder. Según Nietzsche la responsabilidad es esencial en el ser humano, ya que no es por cuestiones divinas lo que nos sucede, es por nuestras decisiones. La responsabilidad en definitiva representa la habi- lidad de responder. En este sentido hoy, más que nunca la responsabilidad toma fuerza cuando hablamos del rol que cada uno de nosotros, hombres y mujeres que habitamos en este planeta, debemos tener en materia de prevención de incendios forestales. Estamos conscientes que el escenario respecto de incendios forestales ha cambiado. Hoy los incendios son más agresivos, más severos; presentándose prácticamente durante todo el año. Si a eso le sumamos las nuevas condiciones climáticas presentes en el planeta, esto es mayor sequía, altas tempera- turas y menor pluviometría, el resultado de esta ecuación se torna crítica. El clima seco y las sequías convierten la vegeta- ción en combustible extremadamente inflamable; los vientos fuertes hacen que el fuego se extienda con rapidez; y las tem- peraturas cálidas alientan esta combustión. Si bien es cierto para hacer frente a este escenario el Presiden- te de la República aprobó el presupuesto más cuantioso que haya tenido Chile para una temporada de incendios cerca de $63.000 millones, no es menos cierto que hay un factor que es fundamental para evitar que se registren incendios forestales; esto es la responsabilidad de cada uno de nosotros principal- mente cuando nos encontramos en zonas naturales. En Chi- le el 97,3 % de los incendios forestales son provocados por la acción humana, ya sea por negligencia o por intencionalidad, entonces, la prevención resulta fundamental para que no se registren incendios. Los incendios forestales junto con ser uno de los mayores agentes de degradación de los ecosistemas existentes en el mundo, sus efectos también atañen con fuerza aspectos socia- les y económicos de una nación. Si bien el fuego forma parte de la dinámica natural de algunos hábitats las perturbaciones de gran magnitud provocan un detrimento de sus funcionali- dades. El fuego modifica los ciclos biogeoquímicos, produce cambios en la vegetación, suelo, fauna, procesos hidrológicos y geomorfológicos, calidad de las aguas e incluso cambios en la composición de la atmósfera. Y para que hablar de los daños que provoca en una sociedad, dejando a su paso ruina, incre- mento de la pobreza y en una mayor dimensión muerte y des- trucción. Sumado a eso hay que considerar que los incendios forestales son una fuente importante de emisión de carbono que contribuye al calentamiento global. La pérdida de bosques reduce la capacidad de captura del car- bono e incrementa la absorción de calor terrestre, incremen- tando el problema del cambio climático. Entonces, está claro que por donde se mire los incendios fo- restales representan una desdicha para cualquier país. Sin embargo, la manera de enfrentarlos está en nuestras manos. A través de un cambio de cultura, donde cada uno de nosotros tome conciencia que somos parte de esta problemática y por ende de la solución. Debemos ser capaces de hacernos res- ponsables de nuestros actos, sobre todo cuando convivimos con la naturaleza, debemos ser capaces a tener una conducta responsable, frente al incremento de las condiciones favora- bles a la propagación de incendios forestales. Corporación Nacional Forestal RESPONSABILIDAD E INCENDIOS FORESTALES

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