Revista Chile Forestal N° 391, julio-agosto 2019

Chile Forestal / 47 Con la presencia de 24 representantes de organismos públicos de 14 países, se desarrolló el Cuarto Curso Internacional de Gestión en Protección contra Incendios Forestales, organizado por CONAF con el financiamiento de las agencias de cooperación JICA de Japón y AGCID del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. El encuentro de capacitación, realizado a fines de abril tuvo como propósito compartir la experiencia de Chile en materia de prevención y control de los incendios forestales, aportando los profesionales de CONAF conocimientos acumulados en más de 40 años de vida institucional y que fueron potenciados con la tormenta de fuego del año 2017. Este curso se enmarca en el Proyecto de Cooperación Técnica acordado en Tokio el año 2015 por los gobiernos de Japón y Chile para desarrollar, entre el 2016 y el 2020, un Programa de Formación de Recursos Humanos en Latinoamérica y el Caribe para la Reducción del Riesgo de Desastres, denominado Kisuna. En la oportunidad participó personal estatal de Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Chile. La felicidad de plantar árboles en la ciudad El 55% de las personas del mundo viven en ciudades, y la proporción aumentará hasta el 68 % en 2050, según un reciente informe de la ONU. A su vez, las ciudades ocupan un 3 % de la superficie del planeta, pero consumen el 75 % de sus recursos naturales. Por eso, los bosques urbanos se perfilan como una de las iniciativas más acertadas para remitir la huella medioambiental que provocan. “Permiten eliminar contaminantes nocivos, reducir el ruido, mejorar las temperaturas, mitigar los efectos del cambio climático, suministrar distintos productos y energía renovable, proteger las fuentes hídricas y prevenir la erosión del suelo y las inundaciones”, informa la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Marc Palahí, director del Instituto Europeo de Bosques, considera la inclusión de la perspectiva medioambiental en las ciudades como una “gran oportunidad para transformar la economía”. “La creación de biociudades hará que puedan prosperar en armonía con la naturaleza, también de forma conectada con la tecnología”, detalla. “No podemos resolver los problemas con el mismo pensamiento que los creamos”, dice recordando palabras de Albert Einstein. En este sentido, Girardet propone un planteamiento de cómo las ciudades han pasado por un proceso de agrópolis, donde la agricultura y los recursos de cercanía eran la base del crecimiento y se vivía rodeado de bosques; a la petrópolis, donde la dependencia del petróleo y el consumo desaforado quedaba en la ciudad sin un plan para minimizar el impacto en otras zonas; hasta la ecópolis, que implicaría un sistema de menor gasto de energía, que fuera renovable, y que redujera la contaminación. En él incluye también los bosques urbanos. Fuente : El País CONAF capacita a Latinoamérica y El Caribe en protección contra incendios forestales

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